Un grupo de Facebook, «Francia sin visados», está intensificando sus llamamientos para que la UE reevalúe su norma de los 90/180 días. Actualmente, la norma sólo permite a los ciudadanos británicos permanecer en la UE durante un tiempo limitado, lo que afecta a las empresas y a los propietarios. Por ello, el grupo está presionando a los parlamentarios británicos para que exijan estancias más largas.
¿Qué es la regla de los 90/180 días?
La norma de 90/180 días de la UE restringe a los ciudadanos no comunitarios a un máximo de 90 días en la Zona Schengen cada 180 días. En consecuencia, los ciudadanos del Reino Unido, clasificados ahora como nacionales de terceros países tras el Brexit, se enfrentan a importantes limitaciones para viajar.
Antes del Brexit, los viajeros británicos disfrutaban de libre circulación por Europa. Sin embargo, las restricciones actuales crean problemas a los propietarios de segundas viviendas, a los visitantes frecuentes y a los profesionales móviles. Como consecuencia, muchos británicos tienen dificultades para gestionar sus propiedades, visitar a la familia o hacer negocios sin problemas.
Modificación de la regla de los 90/180 días
El grupo France Visa Free, dirigido por Steven Jolly, encabeza los esfuerzos para revisar la norma. Recientemente, el grupo instó a los parlamentarios británicos a impulsar una exención recíproca de visado de seis meses. Esto se debe a que los visitantes británicos exentos de visado, como los titulares de pasaportes de la UE, pueden permanecer en el Reino Unido durante seis meses.
Los activistas sostienen que ampliar la norma de los 90/180 días beneficiaría tanto a los visitantes británicos como a las economías europeas. La campaña está ganando adeptos entre los líderes del sector.
La Asociación de Transportistas por Carretera del Reino Unido (RHA) advierte de que la norma afectará gravemente a los camioneros británicos una vez se ponga en marcha el Sistema de Entrada/Salida (SES) de la UE. Además, las empresas que dependen de trabajadores británicos estacionales temen perder personal experimentado.
Ventajas de flexibilizar la norma
Los expertos coinciden en que un sistema de visados flexible resolvería muchos de estos problemas con la norma de los 90/180 días. Sin cambios, los ciudadanos británicos y las industrias europeas seguirán enfrentándose a quebraderos de cabeza logísticos.
Ampliar el límite de estancia de 90 días aportaría múltiples beneficios. Los propietarios británicos podrían gestionar mejor sus viviendas, mientras que las empresas podrían mantener sus operaciones transfronterizas con mayor eficacia.
Además, las regiones europeas que dependen del turismo británico verían aumentar el gasto de los visitantes. Un sistema más justo también reforzaría las relaciones entre el Reino Unido y la UE, reduciendo las fricciones tras el Brexit.
Aunque el cambio no se producirá de la noche a la mañana con la norma de los 90/180 días, está cobrando impulso. Sus defensores insisten en que tanto el Reino Unido como la UE saldrán ganando con un acuerdo de viaje más flexible.
Respuesta política
Los políticos británicos están empezando a tomar nota de la campaña por la regla de los 90/180 días. El diputado conservador Mark Pritchard preguntó recientemente al gobierno sobre la negociación de un acuerdo de visados de seis meses con la UE.
En respuesta, el ministro del Gabinete, Nick Thomas-Symonds, reconoció las preocupaciones y confirmó las conversaciones en curso para mejorar los derechos de viaje de los ciudadanos británicos. Sin embargo, la UE sigue firme en hacer cumplir la norma actual.
Movimiento Creciente
A pesar de estos contratiempos, el grupo France Visa Free mantiene la esperanza. Piensan intensificar los esfuerzos de presión, colaborar con los legisladores europeos y recabar el apoyo de la opinión pública.
Además, la campaña del grupo está captando una gran atención. Con el respaldo político y el apoyo de la industria, el movimiento está cobrando impulso.
Por ahora, los ciudadanos británicos deben sortear la restrictiva norma de los 90/180 días. Sin embargo, la creciente presión puede acabar empujando a la UE a reconsiderar su postura. Hasta entonces, los activistas siguen luchando por una solución más justa y práctica.
Foto de Global Residence Index en Unsplash